Godzilla

Nunca es fácil contar la historia de un personaje mundialmente conocido. Tal es el caso de Godzilla, quien, después de muchos años, estrenó su nueva y moderna versión del film que tuvo sus orígenes en los años ’50.
El cast está integrado por Bryan Cranston (que se súper popularizó gracias a su personaje de Heisenberg en Breaking Bad),  Aaron Taylor-Johnson (posiblemente lo conozcan por su papel en Los Vengadores) y Elizabeth Olsen (la hermana “menos conocida” de las gemelas Olsen) además de Ken Watanabe (estuvo en Inception y en Batman, entre otras) y Juliette Binoche (que posiblemente ni haga falta nombrar porque aparece en dos segundos de película).

El comienzo del film (prácticamente la primera hora) trata de situar al espectador en tiempo y espacio, relatando los orígenes de Godzilla. Se trata de un reinicio o relanzamiento de la leyenda de Godzilla.
El film cuenta la historia de Ford (Taylor-Johnson), un militar que perdió a su madre en un accidente nuclear en Japón, ocasionado, aparentemente, por un terremoto. Su padre científico, Joe (Cranston) está convencido que hay algo más detrás del hecho, y dedica su vida a saber qué esconde el gobierno estadounidense. La revelación de un secreto militar desencadena la aparición del temible monstruo y el temor latente en la sociedad, que poco a poco va descubriendo qué es lo que pasa. Se trata de un organismo masivo no identificado que, alimentado por la radiación, logra emerger de la tierra. Como ocurre en todas las películas de este calibre, el hombre es el culpable del caos que se desenvuelve a escala mundial.

Godzilla se hace desear durante un buen rato, ya que no aparece hasta recién la mitad del film. De todas formas, se muestra en todo su apogeo, con un perfil parecido al de los años ’50 pero con todos los efectos visuales a su favor. El diseño es muy preciso, es Godzilla tal cual lo conocemos: imponente pero al mismo tiempo tierno. Hay una suerte de intento por verlo con cariño, al que intentan aportar una dosis de personalidad y significado al estilo “salvador del mundo”. A diferencia de los monstruos mutantes (semejantes a cucarachas voladoras) que también aparecen en la película, Godzilla no amenaza con la paz mundial sino que es el encargado de restaurar el equilibrio y ayudar a la humanidad. ¿A qué me refiero con esto? Godzilla lucha contra las criaturas malvadas creadas por los errores científicos del hombre, quienes atentan contra el bienestar social.
Si hay algo por lo cual hay que darle crédito a Gareth Edwards, el director, es por la variedad de recursos (música, escenografía, primeros planos) y la gran magnitud de los efectos visuales. La película alcanza su mayor esplendor en una pantalla 3d. La animación, la fotografía y el sonido son impecables.
Edwards es un buen creador de atmósferas, sabe generar el clima de tensión necesario en los momentos adecuados del film. En mi opinión, las mejores partes son los momentos previos a las catástrofes. Por ejemplo (y sin querer anticipar mucho) cuando el tsunami golpea las costas de Hawaii es una escena impecable.

Si hay que encontrarle un error al film, posiblemente sea que ningún personaje esta presentado de manera que uno se encariñe con ellos. Por ejemplo, está la pareja principal con su hijo de apenas cinco años que se separa e intenta sobrellevar el tipo de situación catastrófica. Pero en ningún momento hay un bonding especial entre ellos y el público, tal vez por la manera en que están presentados o por el hecho de que se quedaron cortos con el desarrollo de cada uno de los personajes. Sea cual sea el motivo, faltó sacarle jugo a las diferentes personalidades de los personajes. De todas formas, la parte dramático emocional no es una barrera para disfrutar esta película que, especialmente en el cine, deja verse.
Godzilla es divertida, entretenida y sublime. Deja con ganas de ver más, pero eso no es un problema: la secuela ya está confirmada.

Titulo Original: Godzilla

Año: 2014

Duracion: 123 minutos

Género: Ciencia ficción, Acción, Drama

Pais: Estados unidos

Director: Gareth Edwards

Guion: Max Borenstein

Musica: Alexandre Desplat